Exámenes

Como todo en esta vida, la escuela tiene partes buenas y malas. Me vivo como una chiquilla siendo feliz, sentada en aquella butaca, recargada en tu hombro y riendo cual niña con zapatos nuevos sobre cualquier bobería. Pero está vez mi oreja tendrá que esperar para sentir el trasfondo de los sonidos, su eco lejano, por que no podré poner mi cabeza de nuevo en tu hombro hasta que las pruebas hayan terminado.

 

Así es chicos y chicas que algún día se pasaran por este blog extraño. Hoy nos han avisado que mañana tenemos pruebas, no se ven difíciles del todo, pero son las que definirán si paso a segundo o tendré conocidos en dicho año. Terribles exámenes por que me hacen sentir una nerd. Me devoro las libretas a bocanadas por las mañanas, y por las tardes no tardo más de 30 minutos en contestar el examen.

Y en otros asuntos menos agradables... traición. Si, traición. Una de mis tantas amigas, Mariana, eh descubierto que no es tan amiga como la pensaba. De hecho, con amigos como esos no se para que quiero enemigos; Esta coqueteando con mi galán, con mi niño de los ojos tristes. Y no, no tengo miedo de perderlo, por que a pesar de todo se que me quiere, que me ama y me necesita más que a nada en este mundo, casi tanto como necesito sus ojitos tristes para sentirme viva. Pero es un golpe bajo, es decir... bueno, se que me entienden, todos hemos sufrido por amor... aunque sea una vez. Y una traición de estas duele mucho. Y duele más no querer romper esa amistad de mantequilla, tan derretible... pero si no entiende tendré que hacerlo, que no tengo vocación de alfombra.

En hora buena los exámenes, por que estaba comenzando a responder mal a los bajos niveles de estrés, mi serotonina comenzaba a decaer y no es algo que me encante precisamente.

Así que ni modos chicos lindos, quizá los abandone por un tiempo, pero prometo que volveré, al pie del cañón, siempre. Por que os prometí eso.

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